A las siete menos cuarto es imposible saber qué traerá consigo el levantarse de la cama. Nadie sabe si el teléfono sonará a las siete y veinte sacándote de la ducha, si correrás por el pasillo descalzo para descolgar antes que el contestador, pegarás un resbalón y te convertirás en un húmedo y limpio cadáver en mitad de la entrada, tras golpearte la nuca con la cómoda nueva de Ikea. Nadie puede decirte si mientras te tomas el café encenderás la radio justo a tiempo para oír la pregunta de la semana, si serás el primero en llamar y dar la respuesta correcta y te marcharás a trabajar con un dinero inesperado que te llevará soñando hasta la oficina, a través de horas de tedio hasta las seis en punto.
Es difícil de decir qué pasará a las siete menos cuarto, aunque la mayoría de los días el teléfono no suena y la nuca queda intacta, tu cuenta corriente no recibe ninguna transferencia inesperada y el día te arrastra con lentitud casi insoportable hasta el momento de ponerse el abrigo y salir a la libertad.
4 comentarios:
Yo he decidido dejar de dedicarle todo mi tiempo a lo que parece urgente y centrarme sólo en lo que es importante
Yo por si acaso, llevo en la nuca una especie de cinturón de castidad muy duro...
Mi abuela decía: "A ver que nos tiene guardao El Señor para hoy". Viene a ser lo mismo, pero con retórica propia del Siglo XX.
Pues a mi lo del cinturón de castidad en la nuca me parece que tiene muchas posibilidades. Lo mismo se lo podríamos comentar a dunlopillo o a los del tempur para que hagan uno que por la noche te ayude a dormir mientras cuida tus cervicales y luego con la luz del día se endurezca para protegerte al tiempo que quede super sexy, como el que llevaba la Jlo en la serda (o la celda).
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