miércoles, 27 de enero de 2010

pintura costumbrista

La niña tonta se ha quedado calva. En realidad la niña tonta es muy lista, listísima, porque dibuja muy bien y ayuda a la princesa a restaurar un goya que vende desde hace cinco años. Ahora, además de las chaquetillas de perlé heredadas de la princesa y los pantalones de tergal que le compran en el mercadillo, lleva un pañuelo atado a la cabeza, para que no se note tanto que se ha quedado calva.

La princesa ha decidido que hay que hacer algo con esta calvicie y después de informarse bien y recaudar abundantes fondos para la causa, ha llevado a la niña tonta a un médico especialista en calvicies producidas por el estrés. Una eminencia, en realidad.

- Esta niña está calva, no cabe la menor duda.
- Ya lo decía yo, ¿te lo había dicho o no, niña, que estabas calva?

La niña tonta calla. La eminencia, sin dejarse arredrar por un caso tan fuera de lo común como lo es éste, le ha diagnosticado un cuadro complejísimo de un montón de cosas innombrales y ha recomendado su incursión sin demora en un programa experimental en Ginebra. Ante esta papeleta, a la pobre princesa no le quedó otra más que llorar amargamente su mala suerte y dirigirse a su siempre adorada bienhechora, la dama parroquial.

miércoles, 20 de enero de 2010

el discípulo

Dentro de mí vive un discípulo de mi propia existencia al que no consigo enderezar. Sus voces a veces apagan el brillo de las cosas más tiernas, las que, si te fijas, son el sentido de la vida. Contesta a mis súplicas, a veces me da un respiro, supongo que lo hará pensando en triunfos mayores, en días gloriosos, en noches de júbilo y en ocasiones especiales, para tenerme preparado un desfile de frases horrendas, de finales fatales, de catástrofes inevitables.
Es un discípulo de lo más indisciplinado, que tiene mucho genio, incluso se le podría llamar pasión, pero es una pasión incontrolada y desviada, lamentablemente hacia el lado funesto.
Últimamente me río de su patética visión de la realidad. Lo entretengo con carnaza que anima su voracidad destructiva y parece que anda más tranquilo. Dice tener todo controlado, me temo que guarda algo debajo de la manga, pero lo sorprendí el otro día disfrutando, tanto como yo, de lo simple y hermoso que puede resultar lo cotidiano.

martes, 12 de enero de 2010

Declaración de amor

...Mira, aquí fue donde casi me mata el tranvía 14- una capa de nieve nueva dejaba sólo al descubierto las vías y alguna pisada del 43. Eso me pasa por ir escuchando música mientras camino.

Sí, ten cuidado- la vista al frente según caminamos, no necesita mirar al cruce porque se lo conoce de memoria.

Imagínate que te hubiese llamado un desconocido para decirte -me encantan estas maldades- que estoy muerto tirado en el suelo delante del tranvía 14...

Eso no puede ser -me interrumpe. Esa persona no podría saber que tú eres de mí.

No se dice así, se diría "que tú me perteneces a mí"....