martes, 19 de diciembre de 2006

Sin sorpresas

Cuando llega a casa se para un momento delante de la puerta, la llave ya en la mano, escuchando, como un ratón de campo atento a cualquier susurro. Intenta oír algún ruido al otro lado de la puerta, quizá alguien cacharreando en la cocina, o música porque alguien haya puesto ya la radio. Desde hace años sueña con una mujer que le espere en casa al llegar del trabajo, ninguna maravilla, él no aspira a tener una modelo a su lado, o a alguien de brillante inteligencia. Sólo una mujer. Con resignación gira la llave en la cerradura y lo recibe una vaharada de olor a col de ayer, debería haber ventilado por la mañana, pero le gusta dormir y siempre se levanta en el último momento, sin tiempo de ventilar, ni desayunar, ni decidir si esta camisa le va bien al traje de hoy. Las coles no huelen muy bien, es un olor de los que se instalan en el fondo de los pulmones, se siente solo. Una mujer olería muchísimo mejor, y seguramente también tendría mejor sabor, no hay duda. Le gustaría poder cocinar para alguien, hacer una paella los domingos, sacar la basura por las noches mientras ella seca los platos de la cena. No necesita una sirvienta, sólo una mujer.
Cada día, cuando llega a casa y se quita el traje y se pone el pijama y la bata vieja, se acerca a la hornilla y calienta algo de agua para hacerse un sopicaldo de sobre, o mete un paquete de precocinados en el microondas y cena con una bandeja sobre las rodillas en el sillón pequeño. Y los viernes, cuando empieza el concurso de preguntas siempre dice para sí: "Me daría también igual que no supiera la repuesta..."

domingo, 12 de noviembre de 2006

Con disculpas

Es simplemente así, no hay nada que hacer, cada día que pasa es un día más, cae sin remedio en una bolsa que parece que lleve en algún lugar íntimo junto a mis vísceras más preciadas, otra piedra más que cargar, otro peso inservible, otra punzada en una cicatriz que, demonios, cuándo querrá cerrarse?
Claro que no sólo son eso los días, también veo cosas por la ventana, la pareja de urracas, las luces de la oficina de enfrente a las cinco o cinco y media, cuando ahora ya es de noche, y gente iluminada, mirándome, diciéndome que quieren irse a casa, o que si tomamos algo después de salir, o puede que no me digan nada y sólo piensen en sus cosas, quién sabe.
El caso es que estos días parece que la piel se me pone más tirante y la bolsa de piedras pinchosas está más a flor de piel, y me acuerdo más y entiendo menos y no puedo evitar pelearme y chillar y patalear y creer y descreer hasta que una sobredosis de azúcar me sobrecarga las terminaciones nerviosas y me duermo embarcada en sueños absurdos, o con cinco años, recogiendo habas en el huerto o temiendo al pulpo de la piscina.
Luego la fase aguda pasa y puedo llorar con algo de serenidad y recordar su voz todavía y algún paseo juntos, o las sucesiones de números reales, sin aullar ni arrancarme el pelo, ni pellizcarme con las uñas sólo porque dolería menos.

martes, 10 de octubre de 2006

Luce per la notte


En los timbres debería haber pantallitas de estas, pero con lo que pasa en el interior, para echar un vistazo de si te interesa la fiesta o no. Tendría que ser justo al contrario: no se trata de una pantalla que te deje adivinar quien pretende entrar a tu casa, consiste en que tú decidas si quieres entrar en lo que hay dentro.

Entonces, la luce per la notte, con esos colores tan sugerentes, no se ceñiría a un aburrido timbre rectangular (meeeeeeg!!!) sino que me podrían mostrar cómo se emborrachan los vecinos americanos con sus botellas de vino francés, sus canciones a volumen máximo del Rey, y su "love me tender", aunque la acción llegue por fín justo tres minutos antes de que el tinininini, tininini de mi móvil-despertador haga su estelar aparición, yo también respire gusto. ¡Por fín podía dormir! Toda la culpa la tiene el móvil, bueno, y que necesitamos urgentemente la tecnología de la que se hablaba anteriormente, la de la iluminación nocturna.

Claro, todo sería más fácil. Incluso, hasta más rápido. Mi sueño plácido y profundo, mostrado a través de mi timbre-luce-nocturni, provocaría en todo mi vecindario un ataque de somnolencia generalizado;ls perros no querrían ya salir por la noche a dejar regalos blandos entre las piedras de mi calle; el trompetista negro tocaría una nana desde mi ático; la chica americana dejaría de gritar en su idioma incomprensible y todos caerían en el sorprendente sopor de estrellas y lunas azules de mi pijama amarillo. ¡Qué delicia! ¡¡¡Mañana mismo llamo a Irene para pedirle la dirección de la patente de esos interruptores maravillosos!!!

lunes, 9 de octubre de 2006

movimiento y luz

sábado, 16 de septiembre de 2006

Lemmings

Están por todas partes, en mi trenecillo chico, el que viene del Odenwald y nos lleva a tres o cuatro catetos hasta la gran ciudad; en la estación, que por si no tuviera bastante con el cambio de solería y los cientos de tiendas de chucherías de dulce y de salado, la gente dormida por la mañana intentando llegar a trabajar como sea pero sin abrir los ojos y la bolsa gigantesca de cinco metros de altura que anuncia el aniversario de unos grandes almacenes, también los sufre, también allí se dispersan como pequeños marsupiales sin desarrollar. Cuando salen, despistados y sin saber muy bien a dónde ir corren como alma que lleva al diablo hacia los tranvías, los autobuses, las calles, los puestos de atención al cliente, se tiran a la calzada sin prestar atención a los semáforos, cruzan vías sin ningún temor, fuman como carreteros y gesticulan hablando entre sí lenguas por lo general más extrañas que ésta a la que poco a poco me voy acostumbrando.
Incluso desde la ventana de mi piso noveno, entre los ramajes de mi pequeña selva, puedo verlos horas después, siempre corriendo en grupos monstruosamente grandes, siempre provocando accidentes con las bicicletas, un poco como pollos descabezados.
Unos días después desaparecen como llegaron, los hoteles se quedan un poco más vacíos, vuelves a encontrar asiento en el tren y los bares de menú son de nuevo algo más acogedores...
Así son las semanas con feria, unos días entre los Lemmings...

miércoles, 23 de agosto de 2006

nada

En realidad, no es nada. No se me ocurre nada que quiera contar, o no sé cómo contarlo.
Sólo quería que se supiese que sigo viva, trabajando como un nómada, un día aqui, otro alli.
No sé cómo contarlo, pero sé qué quiero. Y todo ha dado la vuelta. Dicen que si sabes lo que quieres, sabes lo que sientes, por qué yo no lo sé? No lo sé. Cuando se vuelve a un punto que es el mismo, un punto en el que ya has estado, pero no es el mismo. Cuando, de pronto, algo que pensabas impensable, lo piensas. Cuando te descubres mirando aquellos ojos, aquel perfil clásico, aquella figura marmórea. Cuando dejas de pensar en la hora que es, en el día que es, cuando piensas en los minutos que faltan para la hora en que quedasteis en veros...Quizás sea el vértigo desde esa espiral, ésa en la que está aquel punto. Porque ahora estás más arriba. O más abajo. Según se vea.

Y pensando, si no es nada, si no sé cómo decirlo, igual tampoco tengo tan claro lo que quiero. Otro "cuando", es ese de saber expresar las cosas de manera sencilla y simple, cuando las cosas se saben. Como se saben, está claro lo que uno quiere. Entonces, de dónde procede esa desconfianza? o, dónde reside la desconfianza?

Decididamente, hoy no estoy muy inspirada.

jueves, 20 de julio de 2006

La música se come los cuerpos


Ahí llega, chaquetilla negra con cuello Mao, camisa negra, más bien bajito, más bien joven, más bien insípido. Pelo rubio ceniza, uno de esos tonos sin vida, sin carácter, ojos vivos pero no especialmente bonitos, piel pálida, sonrisa tímida. Un aire de incomodidad rodeándole mientras aplaudimos, aún algo reservados, aún sin saber si lo merece, aún incrédulos, cómo podrá alguien tan pequeño, tan anónimo merecerlo.
Sin embargo menos de una hora después todo habrá cambiado, una hora después habremos visto sus manos volar sobre las teclas, habremos visto sus pies pisando los pedales en lo que parecen secuencias aleatorias, habremos oído su respiración alterada. En el tiempo comprendido entre un aplauso y el siguiente, ciertamente distintos, habremos sido testigos de una transformación casi alquímica y sin embargo reversible. Su cara sufrirá terribles convulsiones, con la mirada perdida en algún punto entre el frente del piano y el infinito el joven insulso sudará y resoplará, nos llevará casi de la mano a través de cadencias, acordes y ritmos inesperados. Todo en una especie de lucha de alguna forma armoniosa que le consumirá la energía vital, que le comerá por dentro, porque es la única manera conocida hasta el momento de producir esos sonidos, de despertar esas sensaciones: ofrecer el propio cuerpo en sacrificio a la diosa Música.
Cielos, qué Chopin.

lunes, 10 de julio de 2006

¡tienes correo!

Antes que nada, que la foto no es mía (en serio, mi satélite no tiene cámara de fotos), es propiedad de la Agencia Espacial Europea, yo no sé si con eso será suficiente o nos estaremos metiendo en un lío, pero era tan bonita y hace tanto tiempo que no publicamos nada, que no me he podido resistir...Es Australia, y parece que más concretamente la zona donde rodaron Cocodrilo Dundee I y II, que por lo visto le da más caché a la imagen (?).
Había estado estos días pensando en contar algo de lo que me hace pensar el fútbol, la soledad de los porteros y los orgasmos masivos, pero en estas estaba cuando recibí una postal deliciosa desde Barcelona, con su aventurilla, su besillo, su chiste y su firma, y se me han pasado las ganas de escribir sesudeces y hacerme la poetisa trasnochada. ¡¡Quiero bajar a la playa!! Quiero enseñar las mollillas que he acumulado con tanto amor todo el invierno, quiero que se me ponga la piel suave por el aire del mar y los pelos estropajosos por mucho pantén que use y tomar leche rizada porque con el granizado de limón se me hacen pollos en la garganta... Bueno, todo llegará, sólo tengo que conseguir vacaciones y un billete de avión. Es raro esto de "no pero sí" tener trabajo y ser chica pero mayor.

martes, 20 de junio de 2006

Obvio

Lo normal es no darte cuenta de que el vaso se está llenando. Se nota cuando el chorro está fresquito y calma la sed deprisa y también notamos cuando quema y deja parches de rencor rojo. Te das cuena de que hay sequías de días iguales e inundaciones de posibilidad y felicidad a tiro de piedra.
Pero nadie se preocupa del vaso, que se llena, que no para de llenarse. Ni siquiera lo hemos visto; pero un día, ¡un momento!, el agua corre, discurre y escurre y tiene que caer en alguna parte. Y entonces escuchas el goteo, lo ves sobre la mesa, demasiado lleno ya. Y la ves caer, ésa siempre la ves caer, despacio, sabiendo que tiene un próposito distinto de las anteriores; que cae para colmar el vaso y desbordarlo todo. Mantienes los ojos bien abiertos. Con ojos de mochuelo habrá que empezar a pensar qué se puede hacer con un vaso colmado y un chorro que no cesa, aunque parece que está bastante claro...

"Juegas al amor"

"Juegas al amor tú conmigo, juegas al amor tú conmigo, que tú no me amas, eso lo sé yo ... pero llorarás algún día, de lo que mas hecho tá repentirás..."

Hay que ponerle un tono agitanao y una música de rumba catalana. Me suena a Loles y Manuel o Antonio y Carmen. También a Corpus. A polvo que huele a albero y se mezcla con el rosa del algodón de azúcar y las tómbolas con sus peluches diabólicos, las pelotas esas de boxeador que dan puntos al golpearlas con gran fuerza y la máquina de cartón piedra que te lee el futuro inmediato y lejano.

El inmediato es sencillo, y el lejano también. Lo complicado está en el de a medio plazo. Ése no sale en el papel impreso bajo la boca de la máscara de piedra falsa en la que metes la mano: ése es el más temido y desconocido...

El chico que golpea la pelota mecánica que da un resultado, favorable o no, depende de la fuerza del golpeador, queda insatisfecho con el resultado. Las luces son de tantos colores imaginables. No parpadean. Como yo al quedarme pinchada en una señal descabezada de la primera salida de la carretera del pueblo. Sin parpadeos. Sin gritos. Sin sudor. De la nada surgen todos los Manueles y Antonios, partes masculinas de los dúos anteriormente citados, levantan el coche a peso, están morenos de la obra, los rizos largos de la nuca les caen por detrás de la cadena retorcida de oro.

Y, después de la obligada mención a estos merecidos héroes tan amables, debo citar la también merecida ovación al equipo nacional español en sus dos recientes apariciones en el mundial de fútbol de Alemania. No sólo ya por ver esas piernas musculosas y esperar al intercambio de camisetas del final, cuando se atisban los pectorales, tengo que reconocer, que hasta he saltado del sillón.

Y, resumiendo, lo de volver a mi tierra chica granaína parece que ha despertado mi sentimiento patrio, junto con el sentimiento mundano, que cada vez que mi amiga Susanne me cuenta el nuevo país en el que están, se me ponen los dientes largos...¡Me alegro de haber vuelto! Y me alegro de querer viajar mucho mucho, de ir a veros pronto pronto y de que todavía quede gente que merezca la pena, aunque alguna vez hayan jugado al amor mejor que al fútbol....

lunes, 19 de junio de 2006

experiencias

El martes me monté en un tren a las dos de la tarde, con asiento reservado, que si no te toca ir de pie, camino de una entrevista de estas modernas con tus pruebas psicológicas y tu convivencia. Estuvo bastante interesante, nada más llegar nos dieron a cada uno un abrigo de pelillo blanco y una diadema con orejas de ratón de laboratorio, nos soltaron dentro de un laberinto, y a observar. En cada esquina instalaron una mesita informativa con un observador dispuesto a contestar cualquier pregunta sobre tu futuro profesional, y al final, si llegabas a la meta, tenías premio: partido de fútbol en pantalla panorámica. Más no se puede pedir, me parece a mí...
Yo creo que esta fase la pasé bastante bien, soy una ratilla inteligente, y conseguí escaparme de los goles coreados. El problema gordo se presentó al día siguiente, cuando llegué sin desayunar y dispuesta a que alguien me invitara a café y lo que me proporcionaron fue un traje de buzo de tul turquesa y un pinchazo en el culo. Acto seguido, todos los aspirantes a "pringadillo técnico en el ámbito del a-nivel-de", sangrando como marranas en el día de San Antón, nos vimos empujados a una cuba de agua colosal, ocupada previamente por algún que otro escualo hambriento, medusas de las de agárrate y no te menees y creo que acerté a vislumbrar una hiena, con traje de buzo también, claro.
Total, que allí estábamos todos, con abrigo de pelillo y traje de buzo, sin oxígeno, recibiendo bocados a diestro y siniestro, pegando algún muerdo el que podía y sobre todo pensando, pensando muy fuerte: yo, qué coño hago aquí? Al final el instinto puede más que cualquier otra cosa y la mayoría sobrevivimos al trance sin más que algún arañazo más o menos profundo. Para los que no lo consiguieron, vaya desde aquí mi más sentido pésame.

jueves, 1 de junio de 2006

Too intense...

Algunos cuadros tienen dimensiones absurdas. Al igual que algunos discursos o algunas historias necesitan menos palabras, algunas ideas se podrían pintar en mucha menos superficie. Me pregunto por qué todos en la sala estamos "caminando el cuadro", porque me parece ridículo. Y ahora que lo pienso, el museo estaba demasiado lejos y la exhibición es demasiado rara. Rompo con el ritmo de pasos de museo, emprendo una huida que me choca de bruces con el de la perilla, que con cara de enfermera devota me pregunta: "too intense?" Y me lo quedo mirando como si me acabase de preguntar por los horarios del tren a Tokio. "No sir, it´s just too cold in here". Y es que era verdad, me estaba congelando de frio.

martes, 23 de mayo de 2006

Puenting

En un puente sobre el Tamesis pensaba si sera cierto que hay un camino de vuelta, y si puede ser que yo sea de los que estan ya de vuelta. Porque con los caminos pasa eso, que uno nunca esta del todo seguro de ir en la direccion correcta y no te lo planteas hasta que empiezan a fallar las fuerzas y no has llegado a ninguna parte.
Pero el caso es que ahora estoy convencido de que no; no de que no pueda estar perdido, sino de que no hay camino de vuelta. Porque quiza no te volveran a sorprender la altura de un edificio, las cabezas con crestas de colores, o que un tren salga de A y llegue a B. Pero veras un cuadro que conoces en una sala pequeña de un museo que no tenias pensado visitar; y te traera recuerdos encadenados, tan encadenados que acabaras sonriendo sin quererlo. O le pegaras un bocado a un pudding de chocolate preguntandote como puede estar tan rico y como le habran metido esa crema tan dulce justo en el centro. O simplemente un violin sonando en Picadilly te pondra ojos mojados y le pondra musica al resto del dia, al resto del camino.

miércoles, 17 de mayo de 2006

echándonos de menos

Mira que tengo cosas que decir, mira que me pasan cosas al cabo del día, desde que me levanto a las siete, o siete y cuarto, o siete y media y achicharro las tostadas y me tiro a la calle sin peinar y poniéndome un zapato por las escaleras, hasta que llego a casa por las tardes, después de haber luchado a brazo partido por un asiento en el, tren, haberme comido un Schnitzel con sabe dios qué le pondrán a las salsonas ésas, haber hablado con un montón de personas (incluido mi jefe) sin haber entendido más allá del sesenta por ciento de lo que dicen y haber olvidado la mitad de lo que conseguí traducir y haberme resistido como una tiarrona a todas las guarrerías que venden en los puestecillos de la calle. Muchas muchas cosas me pasan, y luego llego aquí y soy incapaz de contároslas, porque lo que me apetece no es llamaros, ni escribirlas, ni nada de eso, me apetece que llaméis al timbre y os sentéis en los sofacillos azules, y os quedéis a dormir y hagamos una fiesta de pijamas. Os venís?

miércoles, 3 de mayo de 2006

tiempo de bodas

Por insólito que parezca existen especímenes extraños que deciden hacerse novios. Novias de engendros como mi compañero de viaje de anoche. Personas sin escrúpulos que arrugan una bolsa de plástico blanca haciendo un ruido espantoso durante más de 6 horas seguidas. Aparte de comunicarse por el móvil, creyendo tener un walkie-talkie; de gritar carcajadas en mi oido cada vez que la película lo merecía; abrir las piernas hasta ocupar buena parte de mi asiento y el suyo más que de sobra...me sorprende que un personaje así tenga una novia a la que llamar una docena de veces durante el trayecto y decirle "cariño". Supongo que será la envidia, pero sólo de pensar en esa barriga blanda, formando dos o tres vueltas, según si el ángulo en el que se siente es más obtuso o agudo; en esos pelos pinchudos saliendo por la nariz sin unas malas tijeras que los corten; y en esas gotas de sudor brillante que ,puede, fueran las responsables de ese hedor como a pies y cebolla...al final terminarán casándose, hasta con hijos guapos. Pero las historias de novios de autobús no sólo son tan bonitas como ésta. Aquella pareja sentada sobre sus mochilas, apoyada sobre la pared mugrosa de méndez álvaro, se parecían tanto a dos periquitos en una rama de la selva amazónica, con sus chándales de colores chillones y sin despegar los morritos...Aparte están esos que no sabes cuál es el que se marcha, y apuestas por uno, el que ves más triste, el que se aferra al otro; unas veces ganas, y sí, era ella quien acababa subiendo esos 3 ó 4 escalones, quien buscaba el nº del asiento, la que se despedía con la mano y con la otra apartaba las lágrimas.
La verdad es que los novios me encantan. Me encanta verlos en sus disfraces blancos y negros, con el velo, la pajarita, los gemelos y el ramo. Paso por los escaparates de sueños y cada vez me gustan los trajes más blancos y virginales, con más encajes y escotes, los que tienen más capas y más pedrería. Y para ellos, ya me parecen graciosos hasta los que van de plateado, que no se diga. Y es que no hay nada como una boda, propia o ajena, en la que te puedas disfrazar a gusto y con el beneplácito social, en la que te hartes de comer y beber en un hotel de carretera y te toque la orquesta "antílope" una de esas versiones de paquito chocolatero tan apreciadas por el público.
Señores, señoras, es tiempo de bodas, váyanse buscando traje...¡de lo que sea!

sábado, 29 de abril de 2006

madrid

Cuando llegas estás en casa, no importa mucho si naciste allí, o cuánto tiempo hace que no la visitas, es poner un pie en Méndez Álvaro, en el suelo costroso, chicloso y plagadito de carteristas, y estás en casa, porque todo te acoge, el metro sigue igual, alguna línea cortada por obras, un músico fabuloso que nadie conoce, las chicas con ombligos al aire, mujeres jóvenes (de mi edad??) con cortes de pelo imposibles, con carteras de piel y labios muy rojos, el aire cargado, las calles ruidosas, los taxistas guasones, los piropos, las sombras de los árboles (cómo sobreviven?), la Castellana, la Cibeles, más obras, caos, pitidos, frenazos, gente riendo, un acento gallego, los portales antiguos... Y, misteriosamente, miras a tu alrededor y piensas: "qué bien, qué gusto, qué fácil". Porque Madrid se hace querer, nos acoge a todos los visitantes temporales, a los que buscamos trabajo, a los que lo encontramos, a los que pasamos una noche o cien, a los que vamos solos o a encontrarnos con alguien, a los que queremos perdernos o encontrar a los amigos, y todo con la mejor de las sonrisas, con los mejores bocatas de calamares, con los mejores cielos invernales. Y es que ya se sabe, que de Madrid, al cielo...

jueves, 27 de abril de 2006

Digestion psicotropica

Esto no me pasaba desde el dia que decidi cocinar un puchero un sabado a las cinco de la tarde. Tu madre nunca haria tal cosa; las madres saben que cuando se hacen cosas inexplicables llegamos a consecuencias de lo mas peculiares. Ese sabado en concreto, arruine mi vida, o mas bien las semanas siguientes de mi vida, aunque esa historia quizas la cuente en otra ocasion.
Hoy he almorzado en un restaurante mongoli, o mongolico, o como se diga. Un sitio donde cocinan personas de Mongolia. Le tengo dicho a Isa que no me lleven a esos sitios de bufet libre y menos aun cuando hay que continuar trabajando por la tarde. Porque al final, uno lo quiere probar todo y acabas tomando cuatro platos y postre, como hoy ha sido el caso. Tal cantidad de comida te provoca ya de por si una digestion pesada, pero si ademas has comido cosas de nombre impronunciable lo que tienes al final es una digestion psicotropica como la que he tenido hoy.
Ya al salir del restaurante estaba de lo mas desconcertado, pensando en el mensaje que le habia salido a Isa en su galleta de la suerte: "ama a las palomas, porque un dia ellas te construiran una estatua de increible altura". Pobre isa, lo de amar a las palomas es algo desagradable, mayormente porque huelen mal. En cambio yo estoy de lo mas ilusionado: "alguien te seducira la proxima semana". Lo he leido en todos los idiomas y en aleman suena super pervertido. Porque desde aqui te lo digo, un restaurante mongolo, o como se diga, es de lo mas internacional, y las galletas de la suerte vienen en aleman, ingles, espagnol, frances y sueco. Y si no hablas ninguno de esos idiomas, deber ser que no tienes mucho futuro.
Al llegar al despacho no me lo puedo sacar de la cabeza. Me empiezo a imaginar a una paloma, con un mini casco de plastico blanco y una vara de mando chiquitilla, una paloma perito, dando instrucciones a una cuadrilla de palomas obreras en camisetilla interior y pantalon vaquero, en plena construccion de la estatua. Menudo trabajo para las pobres! Es que no es una estatua normal y corriente, es una super alta. Pero super alta a escala huma o a escala paloma? Mira no se, pero tengo otras cosas de las que preocuparme. Tanto eructo como llevo ha acabado formando una nubecilla amarillenta de tufo sobre mi cabeza. Y lo peor es que mi compagnero de despacho lo ha notado tambien. La mira de reojo (porque es ingles, y los ingleses son, ante todo, polite como ellos solos) un poco asustado, pensando que si alguien entra por la puerta, el golpe de aire frio puede transportar esa nubecilla sobre su escritorio, hacerla condensar y acabar desencadenando sobre el una tormenta de gambas en tempura.
Intento volver al trabajo, mi trabajo parche, que esta bien, pero es un trabajo parche, a la espera de una entrevista que no llega. La entrevista.
Me dijero que seria en julio del agno pasado. En aquel mismo momento deberia haber dejado de trabajar y solamente esperar. Y entretanto, dedicarme a hacer punto, una bufanda. Y no haber parado ni haber hecho otra cosa en todo este tiempo. Te imaginas?, ahora seria enorme, como de un par de kilometros, llena de remiendos y cambios de color y de tipo de lana. Y el dia de entrevista me la pondria, y estaria alli, sentao delante de tres personas en traje, con mi bufanda dandome 15 vueltas al cuerpo, saliendo por la puerta, bajando las escaleras, enrollada en los tornos de entrada, haciendo olas de colores en las escaleras mecanicas de la estacion de tren, recorriendo las vias del tranvia hasta llegar al pirulo de la Luisen Platz o quizas mas lejos.
Y cuando me preguntaran que he estado haciendo en todo este tiempo, les diria que esperar; esperar y tejerme una bufanda, no es obvio?. Y a lo mejor asi se darian cuenta del valor del tiempo, y de como a veces nos lo hacen perder, al ver ese fenomeno de bufanda... O quizas ni por esas.
Es casi la hora de irme a casa, y parece que la digestion esta casi terminada. Aunque seguro que en la bici intentare acordarme del apellido de Pretty Woman, cosa que nunca consigo, pero es que es lo malo de las digestiones psicotropicas, que te tienen toda la tarde de lo mas ocupado.

jueves, 13 de abril de 2006

IB3507

Tengo que hacer la maleta, encontrar todos los calcetines huidos y encerrarlos con un montón de ropa imprescindible que no me voy a poner ni una vez, porque en realidad no hacen falta tantos trapos para estar casi todo el día en casa, haciendo cosas en el jardín, tomándonos el tercer café de la man~ana sentadas a la mesa de la cocina. Al volver a casa no tengo casi nada que contar, todo se me va en escuchar lo que ha pasado allí, en mirar si todo sigue en su sitio, en volver a coger el autobús chiquitillo, en econtrarme con los amigos y abrazarlos, a veces demasiado, porque sé que esto de volver a casa nunca dura mucho tiempo. Lo justo para empezar a echar de menos mis amaneceres aquí, grisecillos pero con él, mi ventana grande, mi tren, una ciudad que poco a poco también es mía, algún amigo que aún no sabe que lo es, mi bici...
Es un sinvivir esto de ir de casa en casa, siempre echando de menos, siempre decidiendo, siempre volando.

jueves, 6 de abril de 2006

brotes

No es increíble que el cielo y el mar se parezcan tanto y que el aire pueda estar tan limpio que da la sensación de estar nadando en agua fría?
No le parece a nadie imposible que la ardilla del oton~o pasado recuerde dónde enterró todas y cada una de las nueces que encontró en octubre y que a alguien se le haya ocurrido meterse en el lago, con el frío que hace, sólo porque es abril?
Y no es sorprendente que uno de los bambúes del balcón haya sobrevivido al ataque sistemático del pulgón, y el otro no? Será que uno tenía más ganas de vivir. Será, pero me deja atónita descubrir tantas cosas inexplicables cada día, abrir los ojos y VER, descubrir que tantas cosas son azules y que ahora las man~anas son ruidosas y los pájaros no callan hasta la hora del telediario, que aún encontramos bichuchos desconocidos, que todavía nos esperan tantas sorpresas...
Qué ganas tengo de todo!!!!

miércoles, 5 de abril de 2006

No se tu...

No se si tambien a ti te pasa, que estas en Paris y te das cuenta de que lo que de verdad quieres es oir a Yourcenar contarte sus recuerdos de Adriano, junto al Sena, bajo un sol que, ahora que lo piensas, es un regalo que Marzo te quiere hacer a ti o a la chica que le esta contando algo al oido a esa otra chica, quiza alguna historia de saliva y susurros.
Y no se si te ocurre como a mi, que has tardado tanto en decidirlo y decidirte, que has dado y te has dado tantas vueltas, que te haces mucho pis; te haces pis como un camello con hidropesia y llevas una bolsita de Jeff de Brouges que te estorba mas de lo que nunca pensaste que 300 gramos de chocolate te podian estorbar.
No se que harias tu entonces, quizas entrar presuroso en uno de esos cafes junto a la Cite, pensando que te atreveras a no tomar mas que un alivio en el servicio; pero no seras capaz, te tomaras un vermouth; veras el sol ahora demasiado lejano, el Sena demasiado oscuro, la chica se marcho ya con esa otra chica, Yourcenar con Adriano y tu te marchas del cafe junto a la Cite, rumbo a casa de Ricardo; aunque quizas te des una vuelta antes de irte a casa...
Y es que no se tu, pero yo parece que tardo tanto en ver lo que es, en componer la escena, en saber lo que quiero, que al final lo unico que tengo son eso, ganas de hacer pis.

martes, 4 de abril de 2006

pendiente de un hilo

Esas cosas pasan, aunque generalmente no terminan de forma dramática, generalmente el hilo aguanta, el día termina, vuelves a casa y después de ducharte y cambiarte de ropa, las tiras al cesto de la ropa sucia pensando que todavía puedes ponértelas, aunque sea los días de faena, esos días sosones en que no apetece ponerse mona ni llevar tanga.
Lo que ocurre es que esto lo haces muchas veces, y si no tienes una madre que te tire las cosas a la basura, pasa lo que pasa. Pues eso, yo me levanté, me vestí y me encontré un hilillo, nada, en la costurilla de las bragas, ah, pues nada, tijeretazo y andando. Dónde están las tijeras? Maldición, las ocho!! Y claro, no hubo tiempo de buscar las tijeras ni de cortar el hilillo, ni de encontrar otra muda. Pasó el tiempo, no había mucho que hacer en la oficina y entre menta poleo y menta poleo, visita al excusado, con el correspodiente tironcillo y desarrollo del descosido, hasta que, de repente, me encontré con toda la cinturilla completamente separada de "lo que éh" el cuerpo de la braga. Y eso fue lo que pasó, que con aquel trapo medio sujeto con los pantalones y un clip me tiré a la calle en busca de repuestos. Pero oigan, lo conseguí, y acabé el día vestida de verde pistacho!

lunes, 3 de abril de 2006

Kater

...pestañas semipostizas, sombra de ojos dorada, efecto del negro difuminando el ojo...¡son casi las nueve y cuarto y copérnico te suena a constelaciones lejanas! No subes al coche de un tal Luis, porque no existe, y además no sabe conducir ni quiere...menos mal que al final te has decidido por unas zapatillas cómodas, menos fashion, pero que te permiten correr hasta el metro, ¡bendito metro! la línea roja juega al negro, lo divisas cerca de la raya blanca granulada, ¿a quíen se parece? Lleva una chaqueta azul oscuro de fina raya clara y el pelo dejado crecer a su amor, una piel morena que contrasta con lo blanco de la camiseta marlonbrando de debajo de esa chaqueta a medio abrochar...zapatillas allstar gastadas, tiene suficiente altura como para no necesitar zapatos con suplemento interior, y ...subes a su vagón, sin pensarlo, sin imaginar que no te quitará los ojos de encima, que tu maquillaje exagerado le rebotará y encandilará, como al gordo maduro de barba de tres días. El vagón se hace cada vez más estrecho, oyes cómo el calor rojo sube dos veces a tu cara, justo esas dos veces que le has devuelto la sonrisa, o que ha sido cómplice de tu suspiro. Le pides a todas las vírgenes que aquel atestado viaje no se acabe nunca, aunque no sepas qué hacer, ni dónde mirar; le ruegas al cristo de las siete llagas que se baje en donde tú, que te dé una señal....!!!
SOL
es su parada, pero no la tuya. Se bajan ríos y ríos de muchedumbre, pero con una sonrisa de pícaro, te lanza una última mirada y te dice un simple: ¡adios!

viernes, 31 de marzo de 2006

Pepa y Lola

Todos alguna vez hemos sido Pepa o Lola. Pepa y Lola se encuentran, casi siempre, sin querer. Se encuentran en un comentario inesperado, en una chorrada tan graciosa que te hace sonreir por fuera y reir con ganas por dentro; y mientras la risa se disipa y da paso a esa cara de tontusos que nos deja la felicidad fugaz, te sorprendes observando a Lola mientras se marcha, preguntandote quien es y por que no habeis tomado un cafe juntos nunca antes... Con la facilidad de las cosas que no se piensan y con toda la dificultad de las cosas que nos dan mucho miedo, Pepa y Lola acaban quedando para tomar ese cafe que deberian haber compartido hace tiempo, hace agnos. Y no es que a Pepa y a Lola les pase de todo. Es que Pepa y Lola son todo. Y ya puede hacer un frio glacial, que un coche se convierte rapido en un oasis-movil; en una ciudad de lengua imposible, a la noche se le caen todas las letras que le sobran, hasta que todo es simple y se puede entender.
Y saben que terminara, porque Pepa y Lola son listas. Saben que del todo solo quedaran el recuerdo y cachitos del todo que llevar en el bolsillo. Y todo sigue, y el alma crece....
Y Pepa y Lola se cruzaran por un pasillo, se cruzaran una sonrisa, se cruzaran un poco de pudor de hielo a medio romper y, asi de cruzado todo, alguien dira: nos tomamos algo esta noche...?

pensando...

Y parece que los dias son eternos, y que el tiempo no pasa y que la vida no se acaba, que esas cosas no te llegarán a ti, que serás siempre joven y man~ana podrás leer todo el día y pasar la tarde mirando al cielo, contando las matrículas de los coches o escribiendo cuentos para que no los lea nadie.
Y parece que la imaginación no se puede gastar, que la risa siempre llega, que siempre habrá un helado y una plaza y alguien a quien contárselo todo, que siempre tendrás ganas de salir, de hacer, de decir, de acariciar, de cambiar.
Y un día has perdido algo, algo pequen~o, no es la ilusión, no pasa nada, no es ese alguien, no te preocupes, pero lo has perdido. Y ahora parece que tienes que robar siempre tiempo, que ya no puedes leer si quieres salir, que ya no puedes pasear si quieres escribir, que ya no puedes son~ar sin dormir porque piensas en planchar y en facturas y en futuros que no apetece recibir y en la boda de ana, que por qué se casa, la ventana que cierra mal, si podrás salir hoy antes, si serás feliz.

jueves, 30 de marzo de 2006

días

Hay días que comienzan pestosos, hay días en que no termina de amanecer y cuando sales a la calle, con abrigo y capucha, y paraguas, un bofetón de viento te lo quita de las manos y se va corriendo calle abajo. Hay días en que no se baja nadie del tren y te quedas sin sitio, leyendo de pie justo al lado de la puerta del wáter, abierta de par en par y esparciendo las flatulencias de otros. Estos días casi todas las caras están de mala leche y parece que Isidoro ha vuelto a fumar. Pero si tienes suerte y un asiento se queda libre, y miras a la persona que está junto a ti, y se lo ofreces, y es un chico alto, muy delgado, con jerselillo y camisa, gafas de despistado y pelo indomable, quizá tengas un poco de suerte por fin esa man~ana y te sonría y te diga "siéntate tú", o algo parecido que no entiendes. Y seguramente, en el tira y afloja de "no, tú, no, tú" perdido en unos ojos azul profundo que solo se pueden encontrar en este país, la gorda de rojo no se lo pensará dos veces y se sentará.
Es que estos días son así.

miércoles, 29 de marzo de 2006

De pronto

...una charla agradable, un pensamiento que crees sensato, un poco de sol y llevas el abrigo colgando del brazo. Estabas mal, pero ya no. Ya no deambulas, de pronto encuentras el cencerro, de pronto sabes que cada paso te lleva a casa y no a ninguna parte. La felicidad no es ese metro a punto de escaparse que te obliga a correr, a darte mucha prisa. No te das cuenta que la felicidad no puede estar al final de una carrera en un anden sucio? La felicidad no esta delante, ahora esta detras, la sientes detras empujandote hacia cualquier cosa que haya de venir...

martes, 28 de marzo de 2006

lisboa

Cualquier ciudad puede ser, en un momento dado, otra. Incluso se puede decir que todas las ciudades son quizá la misma. Las gaviotas son gorriones sobredesarrollados. El mar, la polución gris y espesa que va y viene con las mareas de los atascos. Las calles empinadas también se resuelven con un ascensor en el que un cartel avisa "max. 4 personas CUIDADO!" Luego están los árboles, que son siempre tan agradecidos en cualquier ciudad e igualmente verdes. Y las escaleras a la caida de la tarde. Cuando se vuelven doradas y se pueden bajar trotando, con una sonrisa y sin aliento. O las esquinas que, a esa hora en la que nadie sabe si es día o noche, pueden doblarse en un beso fresco, un beso inesperado y pudoroso. Puede que la ciudad se vuelva entonces la misma porque los sentimientos son similares y simples.
Madrid puede ser hoy Lisboa, es Lisboa. Oigo los chillidos de las gaviotas, huelo la brisa del mar. Una suerte poder disfrutar de muchas ciudades en una sola......lisboa, no te has olvidado de mi!

Anouk

Anouk se despertó poco antes del amanecer, confusa aún por lo que había son~ado. Se había visto sentada en un espacio pequen~o, con otras personas, sentados ante mesas repletas de papeles, todos muy serios, todos muy callados, todos ban~ados por una luz fría y difusa, todo muy aburrido. El suelo, azul con manchas, cubierto de una especie de pelillo artificial, algunas plantas aquí y allá, secas, muertas, y sin embargo, sorprendentemente reales. Olor a goma de borrar, personas con ropajes estrafalarios y desde luego no muy útiles para correr entre los árboles, un lenguaje extran~o, unas sonrisas distantes.
El día comenzó claro y luminoso, como siempre cientos de seres peludos o plumosos, según cada cual, estaban ya esperándola, ansiosos por jugar. El mar seguía allí, meciéndose incansable, la arena, las palmeras, los pingüinos, y el oso polar, todos habían llegado ya para celebrar el principio de la primavera.