jueves, 3 de diciembre de 2015

Hasta cuándo

Cuando nació mi primera hija, la vida estaba en orden. Habían pasado cosas malas, es cierto, pero no había llegado a alterarse el orden vital, mis mayores habían enfermado, algunos habían muerto. Yo les había sobrevivido, mi cuerpo y mi espíritu no me habían fallado hasta entonces. 
Ahora que han pasado cinco años desde entonces soy madre de dos hijas más y el orden de las cosas ya no es el que debería ser. Es cierto que he sobrevivido, pero mi cuerpo ya apenas me pertenece, entre renuncios y cicatrices. Cuando nació Julia no habría sabido pensar en un futuro sin mí, ahora no dejo de pensar en si llegaré a ver esto o aquello.

Ahora cuando les digo te quiero me pregunto hasta cuándo estaré aquí para recordárselo, hasta cuándo, después de no estar yo, seguirán sabiéndolo. Porque el haber amado no se olvida, pero el ser querido cuesta creerlo y, tras un tiempo sin escucharlo, parece que nunca fue. Por eso se lo repito a mis tres pajarillos hasta ponerme un poco pesada, quiero pensar que a fuerza de decírselo me acabarán creyendo y les quedará algún residuo de certeza cuando ya no lo oigan más. 

jueves, 19 de noviembre de 2015

Pequeños milagros


Los pajarillos verdes, los limoncillos, han vuelto a mi ventana, Mi ventana es una muy distinta a la de hace cinco años, es mucho más grande, tiene un balcón adosado y entra mucha más luz. Además está orientada a poniente, justo al contrario que la anterior, ahora veo acostarse al sol, antes veía amanecer. Es, en definitiva, un pequeño milagro que los pajarillos verdes, mis limoncillos, hayan sido capaces de encontrarme, pero lo han hecho. Me gusta pensar que me buscaban a mí, pero en realidad sé que ellos se dejan llevar por el olor a leche agrilla, y los ruidos de amor que se escapan por las rendijas de mi ventana. Llegan al balcón, se posan en la barandilla y miran muy fijamente dentro de mi salón, observando esos bracillos que aletean, casi parece que reman, y esas dos bocas inseguras pero esperanzadas, que se abren con una delicadeza infinita buscando, imitando, cuando me acerco a ellas para consolarlas.