sábado, 25 de febrero de 2012

morirse

Morirse de repente,como se muere uno cuando lo atropella un trolebus o se lleva un tiro absurdo por estar en el lugar erroneo en un momento incoveniente es una faena, uno se va sin saberlo la mayor parte de las veces,sin despedirse y dejando muchas cosas sin arreglar. Esta man~ana me he encontrado con una postal antigua, escrita desde Bath, en la que me preguntaban sobre la negacion de la vejez y la muerte, pero creo que nunca llegue a contestar. El caso es que no creo que hubiera podido decir mucho sobre el tema, aun habiendo ya perdido personas muy queridas, pero la verdad es que la Muerte, la que de verdad importa y quita el suen~o y merece la pena esforzarse en negar, ignorar, pero sobre todo combatir, es la propia. Dado el caso, la de un hijo, claro, pero por suerte no lo es. Darme cuenta de esto, admitir y abrazar ese egoismo casi descarnado me ha costado mucho trabajo, pero es justo esa conciencia (absurda, irreal, pero imprescindible) de ser irreemplazable, la que me va a salvar la vida.

martes, 14 de febrero de 2012

la espera

Pasillo verde, frío, aséptico. Todo es verde manzana, como pulido, satinado. El aire es seco, paseado a través de un enorme entramado de tubos escondidos. Sillas. Sillas en ristra, de plástico con recubrimiento de lejía y brillo metalizado. Todo en silencio. La luz parpadea jugando al ritmo de mis pestañas. Nadie aparece. Nadie importante. El juego de los fluorescentes comienza un ritmo frenético. Los faros de un coche relampaguean las plachas metálicas que cubren cada jamba de las puertas lacadas. Se oyen constantes pitidos arrítmicos, sin melodía, sin contemplaciones, hacen de la espera una agonía desesperada. Los zuecos inmaculados pisan la sala. Ese olor a lejía alcoholizada abre un camino fácil a la anestesia. La cama articulada se coloca en posición de despegue. Se encienden los focos brillantes, rodeados de un áura de brillos plateados. La puerta se abre como si estuviera en un spaghetti western. La cama avanza contundentemente, la luminosidad nubla toda visión concreta. Una mascarilla acaba por ahogar esta espera.

Ahora a soñar con mis amados mares del sur...

san ballantines o qué es el amor

el amor

amor es que no te importe compartir el cepillo de dientes,
saber que un año más no tendrás ninguna rosa roja, ninguna caja roja de bombones

amor es compartir un día sí y otro también media de casa tarradellas medio quemada
entender que no hay otra forma de hacerla

amor es dejar el coche atravesado y arañado en mitad de la plaza de garaje,
sin reproches

amor es quitarse cuando más haga falta la piel vuelta como un calcetín y colarla en otro cuerpo, otros músculos musculosos, sentir en un cuerpo que quisieras que te perteneciera por siempre jamás

amor es algo que no tiene palabras que se puedan oir, porque están todas oidas ya

tantas canciones de amor, noches de amor, encuentros de amor, ciudades de amor, poemas de amor, novelas de amor, hacer el amor

qué es el amor si no eres tú...