jueves, 3 de diciembre de 2015

Hasta cuándo

Cuando nació mi primera hija, la vida estaba en orden. Habían pasado cosas malas, es cierto, pero no había llegado a alterarse el orden vital, mis mayores habían enfermado, algunos habían muerto. Yo les había sobrevivido, mi cuerpo y mi espíritu no me habían fallado hasta entonces. 
Ahora que han pasado cinco años desde entonces soy madre de dos hijas más y el orden de las cosas ya no es el que debería ser. Es cierto que he sobrevivido, pero mi cuerpo ya apenas me pertenece, entre renuncios y cicatrices. Cuando nació Julia no habría sabido pensar en un futuro sin mí, ahora no dejo de pensar en si llegaré a ver esto o aquello.

Ahora cuando les digo te quiero me pregunto hasta cuándo estaré aquí para recordárselo, hasta cuándo, después de no estar yo, seguirán sabiéndolo. Porque el haber amado no se olvida, pero el ser querido cuesta creerlo y, tras un tiempo sin escucharlo, parece que nunca fue. Por eso se lo repito a mis tres pajarillos hasta ponerme un poco pesada, quiero pensar que a fuerza de decírselo me acabarán creyendo y les quedará algún residuo de certeza cuando ya no lo oigan más.