jueves, 13 de abril de 2006

IB3507

Tengo que hacer la maleta, encontrar todos los calcetines huidos y encerrarlos con un montón de ropa imprescindible que no me voy a poner ni una vez, porque en realidad no hacen falta tantos trapos para estar casi todo el día en casa, haciendo cosas en el jardín, tomándonos el tercer café de la man~ana sentadas a la mesa de la cocina. Al volver a casa no tengo casi nada que contar, todo se me va en escuchar lo que ha pasado allí, en mirar si todo sigue en su sitio, en volver a coger el autobús chiquitillo, en econtrarme con los amigos y abrazarlos, a veces demasiado, porque sé que esto de volver a casa nunca dura mucho tiempo. Lo justo para empezar a echar de menos mis amaneceres aquí, grisecillos pero con él, mi ventana grande, mi tren, una ciudad que poco a poco también es mía, algún amigo que aún no sabe que lo es, mi bici...
Es un sinvivir esto de ir de casa en casa, siempre echando de menos, siempre decidiendo, siempre volando.

1 comentario:

loreta_scars dijo...

los calcetines lo tienen más fácil: se dividen y consiguen estar en dos sitios a la vez...cada vez descubro a un mayor nº de ellos que ha decidido hacer lo mismo, me los encuentro solos, perdidos, desenredados, libres entre la masa de calcetines bien emparejados que forman una bola cada uno con el suyo...y me pregunto: ¿encontraré algún día al que se ha quedado por ahí, quizá perdido en la lavadora, quién sabe si escondido en una recóndita rendija de una maleta, estará quizá esperándome entre las sábanas de alguna ciudad perdida? A lo mejor hay que superar los complejos y asumir, que no importaría nada salir un día de estos con uno azul y otro a rayas rojas, y que los dos pueden combinar perfectamente y formar una pelota compacta y unida en un rincón de mi armario...