lunes, 11 de febrero de 2008

ombliguismo


No me considero el centro del universo, aunque, por derecho, me pertenece casi el 70% del mismo. Fue un regalo marital, aunque sin el diploma acreditado por USA que asegure que soy la propietaria de la "materia oscura". Quizás no tan oscura como quedó mi ombligo después de 9 meses de maceración, pero con la baba de caracol está quedando mucho mejor. Estos regalos deben hacerse así, nada de catorces de febreros ni porquerías de ese tipo. Algo espontáneo y sincero, sin acreditación de los yankis.
Lo de la baba de caracol es caso aparte. Es de esa clase de productos que requieren una atención especial-la baba que se le cae al bebé; la baba de su padre; la babilla soltada durmiendo en el cojín del sofá; la baba del ombligo que hace milagros...-Esta baba es que sirve también para ablandar las zonas óseas de la parte interior del cerebro. Esas que se quedan enquilosadas por engendros egoístas, por necedades pensadas, con tristeza y por miedo.
He usado esta baba sin conciencia de ello, menos de lo que quisiera, en ciertas ocasiones.
Es triste saber que no vas a poder encontrarte con alguien espontáneamente, que no vas a poderle hacer una visita sorpresa y comer pasteles del López mientras vuestros hijos juegan en el jardín escalonado de su casa.
La baba de la que hablaba reblandece tristezas fundadas en tristes pensamientos, y además, genera esperanza en los vínculos invisibles que son casi como Terminator 2 -el malo hecho de mercurio- Por eso, y está bien reconocerlo, hay veces que nuestro ombligo no es lo único importante: también lo es que las personas que quieres sean felices con quien desean. Y que se calcen un vestido de ensueño, y que sea una noche maravillosa, como de fred astaire y ginger roger, y que haya música celestial y las lagrimillas se nos salten de los ojos.
Esta baba, la que se cae, es la causante de muchos reparos para la comunidad de vecinos de mi edificio. El vecino de abajo ha sufrido de tantos recalos que van a indemnizarlo por humedades indeseables (que las deseables ya las quisiera el pobre infeliz) Y esto es que me ocurre últimamente tan a menudo... no hay más que verme babear contemplando a mi pariente, por no decir, de las 24h que paso con mi gusarapillo.
En resumidas cuentas, que el ombligo, que en su día fue tan venerado y alabado, debido a su coloración casi negra por la que ha sido requerida la intervención de la baba, hoy se puede decir que ha introducido el elemento baba en nuestras vidas, lo que ha generado efectos satisfactorios en el objeto de nuestro estudio.
Hasta más ver -espero que pronto-

4 comentarios:

sinuitt dijo...

Exactamente en 30 días, ni uno más!
Qué ganas tengo de ver también al gusarapillo!

loreta_scars dijo...

Qué bien!!!

Anónimo dijo...

Me encanta.. saltando de una cosa a otra pero con la baba como nexo :)..

Tatus dijo...

A ver si lo actualizamos un poco!!!! :PPPP.. que entro cada dos por tres y no hay manera... Si pasáis por madrid, dadme un toque para tomarnos un café.. sería bastante gracioso..