jueves, 30 de marzo de 2006

días

Hay días que comienzan pestosos, hay días en que no termina de amanecer y cuando sales a la calle, con abrigo y capucha, y paraguas, un bofetón de viento te lo quita de las manos y se va corriendo calle abajo. Hay días en que no se baja nadie del tren y te quedas sin sitio, leyendo de pie justo al lado de la puerta del wáter, abierta de par en par y esparciendo las flatulencias de otros. Estos días casi todas las caras están de mala leche y parece que Isidoro ha vuelto a fumar. Pero si tienes suerte y un asiento se queda libre, y miras a la persona que está junto a ti, y se lo ofreces, y es un chico alto, muy delgado, con jerselillo y camisa, gafas de despistado y pelo indomable, quizá tengas un poco de suerte por fin esa man~ana y te sonría y te diga "siéntate tú", o algo parecido que no entiendes. Y seguramente, en el tira y afloja de "no, tú, no, tú" perdido en unos ojos azul profundo que solo se pueden encontrar en este país, la gorda de rojo no se lo pensará dos veces y se sentará.
Es que estos días son así.

3 comentarios:

loreta_scars dijo...

son increíbles la de personas que, en los metros o trenes abarrotados de por las mañanas, se vuelven personajes sin escrúpulos...uno de ellos hoy intentaba sacarse un moco profundo, pensando que, en un vagón en el que no había ni medio cm3 de aire, nadie iba a fijarse en su enconado empeño...

Klingsor dijo...

Mi magnana es mas un mundo de autobus urbano, de trayectos de unos cuantos minutos; mucha menos intimidad de la que puede ofrecer un vagon de tren. Los ojos no tienen color, las sonrisas no tienen dientes e incluso, a veces, los cuerpos no tienen genero. Solo hay olor, o hedor. Porque la gente del norte piensa que no hace falta lavarse para montar en autobus. Al fin y al cabo, son solo unos cuantos minutos...

sinuitt dijo...

Esa xenofobiecilla...alguno se lavará, digo yo :D